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Uno de los períodos más conflictivos de nuestra historia reciente abarca 16 años y es conocido como La Violencia. Escenarios principales de lucha fueron la zona andina y los Llanos orientales, envueltos en una confrontación bipartidista que dejó cerca de 200.000 muertos. Entre los departamentos andinos más afectados por esta guerra estuvo el Tolima, que fue escenario de las verdaderas masacres (matanzas colectivas de más de cuatro personas) de las cuales nos ocuparemos en este artículo.


Alejandro Obregón. "Violencia", óleo sobre' lienzo. 
Premio Nacional, XIV Salón de Artistas Colombianos, 1962.


La expresión de los conflictos bipartidistas, originados en el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, puede verse en el gráfico que ilustra esta página. En él se aprecian la intensificación y la merma cuantitativa de las masacres llevadas a cabo en el Tolima por policías, alcaldes militares y bandoleros liberales y conservadores, como producto de la extrema intolerancia y la polarización política. Su lectura nos permite apreciar los índices de violencia registrados en el Tolima durante los gobiernos de Ospina Pérez, Laureano Gómez, Urdaneta, Rojas Pinilla, la Junta Militar, Lleras Camargo y Valencia.

La violencia rural que acompañó a los gobiernos conservadores del período de La Violencia tuvo características muy concretas. Durante el mandato de Ospina Pérez, los actores principales en las zonas rurales fueron los gaitanistas y la policía política del régimen. La contienda se inició con la sublevación de los partidarios de Gaitán -en Bogotá y en provincia- a raíz del asesinato de su líder en abril de 1948, y se manifestó en los ataques sistemáticos de hecho y de palabra de los liberales enfurecidos contra los conservadores, los símbolos y las propiedades de éstos.

Para sofocar esta primera oleada de violencia es utilizada la policía "chulavita", reclutada a marchas forzadas en el norte de Boyacá por el gobierno de Ospina y desplazada a las zonas de conflicto. Los "chulavitas" inician, apoyados por algunos caciques y terratenientes laureanistas y conservadores de las diferentes localidades tolimenses, una guerra selectiva, soterrada y nocturna contra núcleos gaitanistas y liberales, introduciendo una serie de prácticas de hostigamiento y exterminio, como las masacres de población civil indefensa, el chantaje, las "aplanchadas" con la parte plana del machete, los mensajes anónimos y amenazantes y la incineración de ranchos y parcelas.


Alejandro Obregón, "Genocidio", óleo sobre lienzo, 1963. 
Colección Sociedad Colombiana de Arquitectos.


Esta persecución implacable contra los gaitanistas se traduce en pocas pero cruentas masacres de población liberal que tienen por escenario los municipios de Anzoátegui, Falan, Chaparral, Cunday y Rovira, todos ellos de mayorías liberales, con excepción de Anzoátegui, que presenta una distribución electoral paritaria entre los dos partidos. A raíz de lo anterior, en los últimos tres municipios se organizan núcleos de autodefensa integrados por campesinos que huyen al monte para salvar sus vidas. Estos grupos serán el embrión de las futuras guerrillas liberales del sur del Tolima, integradas por grupos familiares como los Loaiza, los Borja, los Vargas y los Cantillo, entre otros.

A comienzos de 1953 el país se encontraba en una situación política caótica: el partido conservador dividido en tres bandos, los jefes liberales en el exilio y la población rural enfrascada en una guerra bipartidista de exterminio. Ante ello, amplios sectores sociales veían en un gobierno militar la posibilidad de atajar el baño desangre, pues, para ese entonces, el Ejército era símbolo de neutralidad, en contraposición al extremo dogmatismo y compromiso político de la Policía. Doble combate, abierto y soterrado Con el golpe del general Rojas Pinilla, en junio de 1953, cambia la correlación de fuerzas en la pugna política de las zonas rurales; el enfrentamiento del binomio gaitanistas/liberales y laureanistas/policía continuará, subordinado a una represión militar oficial enfilada contra los movimientos liberales de autodefensa campesina ubicados en el sur y en el oriente del departamento.

Una de las primeras medidas del gobierno de Rojas fue decretar una amnistía, que buscó el desarme y desmovilización del movimiento guerrillero en el momento de su máxima expansión. Esto se logró con los guerrilleros liberales del sur del Tolima, conocidos como "limpios", pero fracasó con los comunistas, llamados localmente "comunes".

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